El Presidente argentino Alberto Fernandez admitió durante una rueda de prensa en la ciudad de Buenos Aires que tratara de reestablecer relaciones con el régimen de Nicolas Maduro en Venezuela. El líder peronista manifestó sus intenciones junto al presidente del Ecuador Guillermo Lasso.
De materializarse, se trataría de un giro radical en lo referente a las relaciones diplomáticas en América Latina, tomando en cuenta que la dictadura de Maduro ha sido una especie de paria en los últimos años. Todo esto como consecuencia no solo de la salida del poder de buena parte de sus aliados regionales, sino también de las violaciones a los derechos humanos, y una crisis generalizada que ha traído como consecuencia la mayor crisis migratoria en la historia de América Latina y la segunda más grande del mundo en la actualidad.
En esta rueda de prensa, el presidente argentino también manifestó que la estrategia de aislar a la dictadura venezolano debía terminarse, argumento que Venezuela ha estado sufriendo en los últimos años una serie de problemáticas que ya parecen estar mejorando. Por supuesta, estas declaraciones son una auténtica vergüenza si tomamos en cuenta que fenómenos como la violación sistemática de los derechos humanos, la persecución, la censura y los presos políticos siguen existiendo.
Es importante hacer énfasis en el tema de las violaciones a los derechos humanos, ya que este ha sido el problema en el que más se ha enfocado la presidencia de Alberto Fernandez a la hora de posicionarse tibiamente en contra de la dictadura de Maduro. Después de todo, la Argentina no es un país que haya tenido que lidiar con un importante flujo migratorio de venezolanos, a diferencia de otros países de la región como Chile, Perú, y especialmente Colombia.
El presidente argentino asegura que Lasso está de acuerdo.
Si bien esta fue una rueda de prensa altamente controversial, considerando las intenciones del presidente Fernandez por reestablecer relaciones con el régimen venezolano, el momento más delicado vino cuando este asegurara que el presidente Lasso estaba de acuerdo con este plan. Después de todo, el líder ecuatoriano no se manifestó en ningún momento en desacuerdo con su par argentino.
De terminar siendo cierto, estaríamos hablando de un auténtico terremoto regional que beneficiaría enormemente a la dictadura de Maduro. Por otro lado, representaría un mazazo para la oposición venezolana, liderada por un gobierno interino de Juan Guaido cada vez más debilitado.
En los últimos años, casi todos los gobiernos de América Latina han establecido una posición abiertamente hostil contra la dictadura de Maduro, al punto de condenarla públicamente por sus violaciones a los derechos humanos y reconocer a Guaido como el presidente legítimo de Venezuela. Sin embargo, esta posición regional empezó a difuminarse lentamente luego de que el paso del tiempo no trajese un mayor debilitamiento por parte del régimen venezolano, y luego de Joe Biden ganara las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Este último punto es importante, ya que la nueva administración demócrata cambiaría la posición radical de la pasada administración Trump contra Venezuela por una de mayor acercamiento diplomático. En los impredecibles vientos de la geopolítica, la salida del republicano terminaría siendo un bálsamo para el régimen venezolano.
De cualquier manera, vale señalar que las presuntas mejorías que Venezuela estaría experimentando, siendo uno de los principales argumentos que el presidente argentino usa para manifestar su intención de restablecer relaciones, no son más que espejismos. Al fin y al cabo, estas mejorías, de índole exclusivamente económicos, se estarían experimentando de una forma tan minúscula como insignificante en la ciudad de Caracas, al ser Venezuela un país profundamente centralista.
De hecho, la idea de que “Venezuela se está arreglando” no es más que una matriz de opinión diseminada por el chavismo para poder lavar su imaginar en el exterior, y conseguir como resultado declaraciones como las del presidente Fernandez.